Últimamente el ser humano parece haber dado a los alicientes de su vida el valor de las monedas...y es incomprensible que en unos momentos donde los sentimientos de las personas más se sienten emanar en los medios informativos solo se habla de economía o de cómo la política gestiona los recursos económicos. Cada vez somos más mercancía y menos personas. Nos dividen en empresarios, parados, mileuristas, acomodados...¿eso es lo que importa? ¿es que acaso hoy para saber si una persona merece la pena hay que fijarse en qué tipo de móvil utiliza o si tiene un MAC o un PC?.
Las virtudes ya no son lo que eran, de igual manera que el dúo cómico se han hecho viejas, ya no tienen el atractivo que hacen al humano más humano si cabe: nadie hace alarde de decidir ser una persona más justa, más humilde, solidaria o sincera...y si lo hace no lo publicita porque eso "a nadie le importa" ...cuando nada debería parecernos más importante en otra persona que el acto de definir a conciencia los matices de su personalidad. Eso no tiene valor, porque como digo, somos un producto de mercado, somos moneda de cambio, unas meras víctimas voluntarias e inconscientes de un cambio degradante de valores y de una triste deshumanización de nuestras virtudes, de tal magnitud que llegamos a celebrar más la compra de un "janderdromenawercualquiera 4.1" que el emotivo y gigantesco paso de enriquecer nuestro ente intelectual de nuevos recursos morales para enfocar la vida....pero como eso es gratis ¿a quién puede importar?
1 comentario:
Empezando por el tipo de educación que llevamos, creado en la era industrial, salimos de las escuelas y universidades como si se tratase de una linea de producción, educación enfocada en el aprendizaje de habilidades más que en el entendimiento de principios. Esperemos que eso algún día cambie.
Publicar un comentario