martes, octubre 06, 2009

DE LA INOCENCIA



Es bello comtemplar cómo a pesar de que nos empeñamos en no querer verlo, las sociedades que a nuestros ojos se nos antojan “primitivas” o más atrasadas si cabe nos llevan en realidad una gran ventaja en el aspecto moral de sus integradores.
“Occidente”, “el norte”, “los ricos”...todos esos países que presumen de “desarrollados “ a sus propios ojos se manifiestan cada día más contaminados de toda incoherencia en sus principios. Viciados por las leyes del mercado y el según ellos buen hacer financiero (bueno para ellos obviamente), Pero nadie se preocupa por unos principios morales de sus habitantes cada vez más caducos.

Hace poco he podido contemplar no sin admiración cómo es posible saltarse esas normas necias y complejas que nos quieren hacer ver cómo primarias. En la simplicidad de sus formas reside el secreto. Me refiero al hecho de que en un país determinado un producto de consumo como el cacao soluble en leche se pueda llamar “abuelita” sin que sus responsables de marketing se lleven las manos a la cabeza , o que una chocolatina se pueda llamar “ Carlos V”... Mientras que en nuestro mercado nos contaminan con innecesarios y complejos nombres , “biensonantes”...e insignificantes en nuestro idioma.

Pero eso es solo un matiz. La cuestión iría más allá del por qué unos cereales deben llamarse chocochikis...o vaya usted a saber...en vez de Romualdito o Manolito (cosa que ya le gustaría al amigo de Mafalda) . La cosa está en averiguar por qué los responsables de una determinada marca rechazan un nombre como “abuelita” en un país y lo aceptan en otro. Por qué la gente compra el producto con semejante nombre en un país y en otro no. Es ahí donde entra en juego LA INOCENCIA.

Que las sociedades menos desarrolladas son infinitamente más inocentes es evidente por mucho que los tiburones del desarrollo nos lo quieran maquillar de ingenuidad.
Una sociedad en la que sus habitantes son capaces de decidir por un producto u otro por su calidad, por el producto en sí...y no por quien lo publicite ni por el nombre divertido o fresco que le pongan los de marketing. “Compro “abuelita” porque realmente está rico”...En españa no me imagino cómo sería un anuncio de un producto por el estilo...siempre lo decorarían..lo camuflarían para que nos quedara en la cabeza una idea más allá de la palabra “abuelita”.¿Por qué un perfume no puede llamarse “buen olorcito” o “ perfumito rico”?...¿por qué un anuncio de perfume parece anunciar más bien a gente a cámara lenta?.Nos atontan para tomarnos por tontos y nos toman por tontos para atontarnos...nos hacen oscilar entre una gran reciprocidad de atontamientos continuados sin otro fín que hacernos comprar un concepto en vez de un producto...cómo si los conceptos poseyeran valor monetario: un bote de “Buen Olorcito” no te lo pueden cobrar a sesenta euros el tarro...pero claro si ya es ese bello bote de “eau de dioses” te la clavan por algo menos de 20 cl de oloroso líquido ( el mismo que contiene el bote de “Buen Olorcito”).
Es un completo comecocos...cocos de occidente, cocos adulterados...inocencias contaminadas, prejuicios asentados, “quediranes”...y un sinfín de errores evolutivos de esta malograda especie.

...Aunque se den casos como el de “Don Limpio” para recordarnos que estos que nos venden la moto no tienen “ni un pelo de tontos”...

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